21/5/09

Lo racional en lo irracional? Viceversa

Durante algún tiempo (digamos, desde bastante tiempo atrás), me hice una pregunta retórica (porque, ¡vamos! ¿Quién se va a atrever a responderla si se la preguntara?) que prácticamente va en contra de nuestra ya enredada naturaleza: ¿Qué pasaría si se dejara de lado el sentimiento, para darle plena potestad a la razón para actuar y juzgar imparcialmente? Como ya es costumbre, me encanta analizar este tipo de preguntas por casos hipotéticos. Pero no sé si la conclusión a la que se puede llegar a raíz del análisis del cuestionamiento pueda traernos algo revelador para comprender un poco más nuestra forma de ser como ente humano. Eso, a decir verdad, queda a criterio de cada lector (porque, al contrario de muchos escritores manipuladores, nuestra tarea es mostrar un mundo para que cada uno lo adecue a su paradigma, no tratar de argumentar y defender a capa y espada sus argumentos, aunque sean errados).

Para algunos aspectos de la vida, ser plenamente racional se vuelve un beneficio. En los negocios, no gana quien llore o se enoje más para que le acepten su oferta, sino quien aprendió a persuadir y convencer calculadoramente (casi maquiavélicamente) para lograr cerrar con éxito un trato. En la planificación, ganaría no quien tenga el plan más bonito e iluso, sino quien verificó los pro y contras del proyecto y depuró una estrategia para que su objeto final (no sé: un edificio, un plan de estudio, lo que sea) no tambalee por las adversidades. O incluso, en la vida personal, quien ordene bien sus prioridades por encima de todo antojo adolescente, logrará con mayor facilidad obtener su éxito personal que una persona completamente ambivalente e indecisa de su vida (cuestión bastante peligrosa en este mundo implacable y desconsiderado).

No obstante, podemos ver que los ejemplos citados son ya racionalizados por muchas personas (me incluyo... mea culpa). Con un poco de autodeterminación, es sencillo lograr administrar nuestra cotidianidad de forma objetiva (para unos más fácil que para otros... por el evidente motivo de la variedad de personalidades). Esto se debe a que, a ciencia cierta, todas estas cosas son creadas por el lado racional del ser humano (no las vemos en la naturaleza, creciendo como fruto en algún árbol). Son aspectos racionales de nuestra realidad. Ahora bien, con un poco de análisis, el lector podrá cuestionarse: "si hay aspectos racionales, ¿qué pasa con la razón en los aspectos irracionales?". ¡Gracias! Me han tentado a improvisar una respuesta.

Imaginen tener una escala para medir la compasión que se debe tener al ver a una persona en determinada situación, o un medidor de intensidad de amor que se siente hacia su pareja o sus seres queridos. ¿Serían capaces de decir "yo siento más compasión por este que por aquel" o "yo amo más a esta que a otra persona"? Igual con los sentimientos negativos, como un "odio-metro" para medir cuánto odia a esa "criatura de Dios", o un contador de grados de envidia (sin duda alguna, serían parte de los grandes inventos de la humanidad, si se llegaran a crear). Es bastante difícil (por no decir imposible) imaginar un mundo totalmente regido por la razón, subordinando incluso nuestros sentimientos. Nunca se dará algo así porque son aspectos de vida completamente independientes de lo racional. Se odia, se siente envidia o compasión, o se ama con tanta intensidad, que no es humanamente posible describirlo con precisión (ni las palabras, mediadores entre lo racional y lo irracional, pueden lograrlo).

Un mundo completamente racional sería gris, monótono, frío e insensible. Tratar objetivamente lo irracional (como muchos autores han tratado de hacer, y de lo que hablaré en algún otro escrito) destruye por completo su esencia: su naturaleza indescriptible y misteriosa (porque nadie puede conocer la efervescente y metamórfica conducta de nuestra confusa mente).

Así, llegamos a esta interesante conclusión (antítesis, más bien) del análisis: no podemos insertar a la fuerza la racionalidad en nuestros sentimientos, el aspecto puramente irracional, por excelencia de nuestra naturaleza. Pero nadie ha dicho que no hay pérdidas del juicio ni contradicciones en nuestras conductas racionales, causadas por la inestable parte sensible del humano (cuestión más interesante que la ya predecible conclusión a la que llegamos, a mi parecer). Más adelante, vice versa...

Fecha de Escritura: 15/11/2008

1 comentario:

  1. Es interesante el juego de plabras que realizas. Para mi lo importante es que debemos aprender a ubicarnos en cada uno de los mundos y no tratar de separar lo racional de lo irracional. Me dirías que cuando tienes un sentimiento de afecto por alguien no intentas que la otra persona se de cuenta. Al igual el ser humano no tiene la posibilidad de ser completamente racional en las ocasiones que así se requiere.
    Ese es el problema: no es posible separar lo racional de lo irracional, simepre están presentes en todas las situaciones de la vida.

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